Patricia De Grandis
¡Felicidades! Hay muchas maneras de escribir una felicitación de cumpleaños, pero yo voy a utilizar la mejor: la que fluye directamente del corazón. Sí, ¡la felicitación del corazón!, esa que se escribe espontáneamente sintiendo, y en la que hay recuerdos, anécdotas, alegría, ternura, respeto y, sobre todo, cariño. O lo que es igual, una felicitación llena de palabras almacenadas en la memoria del cariño y que fluyen como si bailaran hacia el papel en blanco que se llena poco a poco de ellas, pasando de ser de algo blanco y vacío a decorarse con paciencia en un testimonio eterno de agradecimiento.
Nunca imaginé que aquel primer día de clase de Ética de la Información en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, iba a ser tan importante para mí futuro emocional. Allí apareció el profesor D. Niceto Blázquez, vestido de azul oscuro (como casi siempre comprobé con los años) con sus libros, sus apuntes y su sonrisa. Yo era una de sus alumnas, sentada en primera fila con mis folios “blancos” y mis ganas de aprender. Todo eso y D. Niceto hicieron que al cabo de un año mis conocimientos diesen sus frutos. A partir de entonces, café tras café, charla tras charla, paseo tras paseo por los lugares más emblemáticos de Madrid, nuestra amistad fue felizmente creciendo sin marcha atrás.
Siendo yo estudiante en la Universidad vi casualmente el cartel que anunciaba un gran premio por participar en un concurso de belleza y, ni corta ni perezosa, me presenté y lo gané. Al ganar dicho concurso tenía la oportunidad de presentarme a Miss Madrid. Me presenté y gané de nuevo. Gané igualmente el concurso de Miss Turismo Calpe, Miss Turismo Costa Blanca, Miss Cadena Windsor y Miss Retro. En total ocho concursos. Conocí a muchas chicas como yo que deseaban abrirse el paso en el mundo mágico del espectáculo, pero, en contra de lo que pudiera pensar mucha gente, no había rivalidad entre nosotras. Nos hacíamos compinches, yo creo, debido al propio nerviosismo y juventud.
A raíz de todo esto dejé la Facultad por un tiempo pues el concurso de Miss España requería más dedicación. Poco a poco me fueron ofreciendo trabajos. Por ejemplo, una coproducción ruso- española "Don Quijote de la Mancha" en la que yo hacía de Dulcinea. Esta fue la primera vez que me propusieron algo más que actuar; publicidad, teatro musical en la que me contrataron de primera vedette. Aquí también fui el objetivo de unas propuestas "extras"; azafata de imagen en numerosos eventos; azafata en varios programas de televisión (Tele cinco, Antena tres); presentadora y guionista en la televisión de Villalba; ayudante de fotografía comercial; organizadora de desfiles en restaurantes de moda; actriz en la coproducción sueco-española "Cuando el Río Ebro baja seco", sobre la guerra civil.
Cada uno de estos diversos trabajos me enriqueció ya que me permitían desarrollar mi talento y ganas de aprender, me hicieron conocer a muy distintas personas de las cuales siempre aprendía algo. Cuando tenía menos trabajo volvía a la Facultad y conseguía poco a poco ir concluyendo mi formación, complementada con clases de interpretación, baile, piano, fotografía y expresión corporal. La diversidad de clases me permitió conocer también a más personas que aportaban su granito de arena.
Algunos quedan en la memoria del corazón. Otros, por el contrario, prefiero que desaparezcan de mis recuerdos. Trabajo tras trabajo, muchos de ellos se convirtieron en decepción debido a ciertas personas a las que el poder las hace creerse dueñas de otras y de sus sentimientos. Por esta razón fui dejando poco a poco el mundo del espectáculo con pena pero a la vez con tranquilidad, con ese sentimiento de poder ser yo quien libremente lo abandonaba sin tener que dar excusas absurdas por temor a ser despedida por no aceptar insinuaciones indignas, incómodas y desagradables. Nunca tomé una decisión tan acertada pues, gracias a ella, hoy disfruto de lo más hermoso que Dios nos regala: ¡Los hijos y su sonrisa! Ahora soy tan feliz y estoy tan llena de bondad y ternura que a veces me desborda por cada poro de mi piel. Mis hijas me llenan de humanidad, amor, pasión por vivir y poder amarlas, y, gracias a ellas también amo más cada día a mi otro corazón: mi marido y alma gemela.
Un día Niceto me pidió que impartiera yo una clase a sus alumnos de la Universidad sobre mis experiencias en el mundo del espectáculo y no pude negarme. Según me informaron después, los alumnos quedaron gratamente sorprendidos por mi aceptación. Llegó el día, la hora y el lugar indicado para celebrar nuestro encuentro y al principio me sentí algo nerviosa de sólo pensar que me iba a sentar a su mesa en un aula abarrotada de alumnos deseosos de escuchar mis palabras. Pero me sentí muy bien ya que lo que empezó siendo un “ataque” tras otro de preguntas se fue convirtiendo en algo relajado y agradable demostrándoles que, aunque las apariencias del ser humano en sociedad sean de una manera determinada, lo que en verdad debemos esperar descubrir y lo que realmente importa es nuestro interior.
Entre las numerosas y comprometedoras preguntas que me hicieron una de ellas fue la siguiente: "¿De todos los recuerdos que tienes de la Facultad cuál es el mejor de ellos?” Yo no dudé ni un instante en responder lo siguiente:
No olvido aquellos encuentros y charlas en el Café Central de Madrid donde conversábamos largo y tendido de todo sin darnos cuenta de la hora y donde conociste a amigas mías como Rosa, Julia, Solange, ya que tú siempre has sido amigo de mis amigos interesándote también por ellos. Sin olvidar aquellas meriendas en casa de mi madre la cual te tiene un gran respeto y cariño. Sus palabras: “Es que Niceto es especial”. O cuando estaba con mi hermana y venías a vernos a las fiestas que organizábamos y en las que siempre había una camiseta reservada para ti.
Gracias por haberme escuchado en momentos difíciles, cuando te llamaba en busca de consuelo, de palabras de esperanza y cariño. Tú haces que las cosas se vean y sientan de forma más serena, sencilla y humana. Gracias por unirme en Santo Matrimonio con mi marido al que adoro. Gracias por preocuparte de la salud de nuestras familias. Dentro de poco bautizarás a mi hija Cintia y para mí será un día inolvidable ver que mi hijita se acerca a Dios llevada por tus manos y por tu corazón. Muchas felicidades en tu cumpleaños y también por la ayuda que brindas a tantas personas de tantos sitios distintos sin esperar nada a cambio ¡Ah!, y felicidades también porque gracias a tu espíritu de reportero “dicharachero” queda un valioso testimonio en imágenes de una larga vida de plena dedicación al prójimo. Feliz Cumpleaños al “abuelo postizo” de mis dos corazones: mis hijas Yaiza y Cintia. ¡¡Felicidades!!” (Patricia De Grandis).
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